Jajaja. Se fue. Aunque lo que dijo en torno al fútbol peruano es cierto, Leguizamón, sabelotodo por creerse extranjero, y bravucón por insultar a una mujer con oficio de árbitro, bien ha recibido la excomunión del "santo", que le dio de comer, le paró la olla y lo puso nombre a su mediocre carrera de pelotero.
Y ya se deben imaginar muchos, mientras viaja de regreso en el avión Leguizamón, si en Uruguay conviene mejor laburar como estrombótico peluquero o brillar el cuero como humilde lustrabotas de galpón.
Y ya se deben imaginar muchos, mientras viaja de regreso en el avión Leguizamón, si en Uruguay conviene mejor laburar como estrombótico peluquero o brillar el cuero como humilde lustrabotas de galpón.
PD: Foto del diario LIBERO.
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